En medio de una crisis económica sin precedentes en Venezuela, las criptomonedas han representado una ventana para que los ciudadanos de la nación sudamericana, puedan respaldar sus ingresos, generarlos e incluso facilitar pagos y transacciones que se vuelven complicadas debido a las plataformas de comunicación, redes bancarias y el internet
Para los venezolanos, afrontar el día a día, la cotidianidad, supone un esfuerzo valioso a nivel personal, debido a las múltiples afecciones que representa el hecho de vivir en un país que experimenta una crisis política, social, humanitaria y económica más caótica, por no decir la que más, en toda su historia. Son numerosos los problemas que se viven en Venezuela, desde los más básicos, hasta los más complejos, todos van tejiendo un contexto difícil de explicar en pocas líneas.
Analizando el contexto netamente económico, el país sudamericano sostiene su economía, fuertemente golpeada, sobre una renta petrolera y políticas económicas impulsadas desde hace 20 años por el chavismo, que han venido, progresivamente, socavando, ahogando y alterando el ecosistema financiero en su totalidad.
Para entender un poco el panorama, lo que hasta el año 2014 lucía como una serie de políticas económicas desacertadas, desde ese entonces avanzó a convertirse en la aceleración de un modelo ideológico que, entre otras muchas razones, destruyó el aparato financiero con un control cambiario de divisas, la emisión de dinero sin respaldo por parte del Banco Central del país -Banco Central de Venezuela-, además de una serie de controles -más- jurídicos y, en muchos casos, sistemáticos a la capacidad productiva de un país que depende en un 90% de los ingresos petroleros en exportaciones, en un área petrolera fuertemente golpeada además por la poca capacidad de desarrollo mostrada por el chavismo en el manejo de Petróleos de Venezuela, PDVSA.
Todo esto, es apenas una parte, pero un gran grueso del cóctel hiperinflacionario que se ha desatado, violentamente durante los últimos 4 años en Venezuela, impulsadas por el continuismo del régimen chavista en el país, luego de la muerte de Hugo Chávez, por Nicolás Maduro, hoy no reconocido por el grueso de las potencias democráticas del mundo ni por un alto porcentaje de los ciudadanos venezolanos como presidente del país.
Parte del cóctel ha sido mezclado, además con aumentos indiscriminados del salario mínimo mensual, ubicado por estos días en 6 dólares a cambio “oficial”, junto con más y más controles sobre la empresa privada, comerciantes y empresarios en el país, desvalorizando por completo la moneda fiduciaria de la nación, el Bolívar, hoy Soberano, antes Fuerte, debido a las variaciones en el cono monetario y devaluaciones que han, además de su valor, alterado su nombre, pero que esencialmente que han producido una hiperinflación que, según el Fondo Monetario Internacional, alcanzará el 10.000.000 % en este 2019. Sí, diez millones por ciento, leyó bien.
Colocando el contexto sobre la mesa, es en este punto, como ha sido cada vez más frecuente en los últimos años, donde las criptomonedas han entrado al ecosistema venezolano, para servir como una respuesta económica y práctica a los muchos problemas que se encuentran en su cotidianidad, que van desde la pulverización de sus ingresos con un Bolívar Soberano que pierde valor con el pasar de los minutos, la pérdida del poder adquisitivo y los costos cada día más elevados de vida.
La adopción criptográfica en Venezuela ha aparecido en gran parte gracias a la problemática económica interna, donde muchos ciudadanos buscan respaldar sus ingresos en otro tipo de divisas, en este caso, y como ha ido evolucionando durante los últimos años, las criptomonedas, como el Bitcoin y Dash, que sin ninguna duda, marcan la pauta en el país a nivel de presencia criptográfica. Además, la adopción ha sido impulsada de forma indirecta, por el lanzamiento del Petro, la criptodivisa respaldada por el petróleo, oro, gas y diamantes del país, anunciada por Nicolás Maduro a finales del 2017, pero que por estos días, sostiene muchas dudas y pocas certezas sobre su funcionamiento, operatividad, capacidad adquisitiva y técnica.
El equipo de Criptotendencias, analizó la evolución del Petro hasta el momento.
Las criptomonedas, además, también ha servido para que los venezolanos puedan incrementar o generar ingresos producto de la minería o el trading en plataformas de intercambio, logrando así sostener económicamente una realidad ya complicada por los factores antes explicados, y muchos otros ajenos a lo económico, pero que se alimentan constantemente. Para entender la penetración de la criptografía en Venezuela, no hace falta más que echar una mirada a indicadores como Localbitcoins, plataforma que permite el intercambio de Bitcoin a nivel mundial.
Haciendo una relación del porcentaje inflacionario en Venezuela, junto con el volumen de Bitcoins comercializados anualmente por Localbitcoins, según datos de Coin Dance, es fácil entender la relación directa entre un aspecto y otro, mostrando por un lado la búsqueda del venezolano por buscar otras fuentes de ingresos, o al menos respaldar rápidamente sus Bolívares en un activo que no se deprecia tan bruscamente en comparación con el Bolívar, y por otra parte, la integración de Venezuela en el panorama criptográfico, a través del trading y minado de Bitcoins en el país. Si bien es cierto que, por momento, el ascendente precio del Bitcoin fue generando mayor entusiasmo entre los venezolanos para el intercambio, la tendencia adoptiva no varió en la compra/venta aún a pesar del mercado bajista desde el 2018.
Durante el 2018, con una hiperinflación galopante, Venezuela fue liderando indicadores a nivel latinoamericano y mundial, en el comercio de Bitcoins a través de Localbitcoins, específicamente, siendo uno de los países referentes a nivel internacional en este sentido. En lo que va de 2019, la tendencia aún no ha variado, con Venezuela aún batiendo récords de comercialización en la plataforma. Sin duda alguna, por diferentes razones, el Bitcoin ha servido a los venezolanos en tiempos de crisis, pero también ha representado una entrada a personas entusiastas de la criptocomunidad, que ve cómo las divisas digitales han ganado su espacio en el país.
Pero al hablar de integración criptográfica, no sólo hay que hacer seguimiento al Bitcoin, que si bien es la criptomoneda líder a nivel mundial, ha visto espacio compartido en Venezuela con alternativas como Dash, Bitcoin Cash o Steem. En el caso de Dash, la adopción ha venido aumentando, especialmente durante 2018, producto de la inversión calculada en un millón de dólares realizada por Dash Core Group en Venezuela, para explorar el mercado en el país, con numerosos iniciativas educativas, formativas, de integración y comerciales.
Un ejemplo la penetración de Dash en el país, es producto de la adopción de ésta criptomoneda como método de pago en numerosos locales a lo largo del territorio venezolano, de diferentes tipos de comercios, desde los más grandes, hasta los más pequeños, la adopción de Dash ha sido exitosa en ese sentido. Según Discover Dash, una plataforma que sirve para registrar e identificar comercios que aceptan Dash como forma de pago en el mundo, en Venezuela hay un total de 2.636 comercios que aceptan la criptomoneda como pago en sus establecimientos. En este sentido, los países con mayor cantidad después de Venezuela, son Estados Unidos, con 585 comercios, y Colombia, con 327 entidades comerciales.
Uno de los casos más notorios en la adopción de Dash en el país a nivel comercial, fue por parte de la franquicia de comida Church’s Chicken, que aceptó la criptmoneda como forma de pago en sus locales comerciales de todo el país, es decir, 24 instalaciones de comida rápida. Además del éxito comercial, Dash también ha estado involucrado en una asociación con KRIPTO Mobile, empresa que desarrolla teléfonos móviles, en la fabricación de estos equipos, que en los últimos meses del 2018, logró vender más de 50.000 dispositivos en el país. Los bajos costos de transacción y los tiempos de operatividad, han encaminado a Dash a convertirse, para muchos, en la criptomoneda dominante en Venezuela.
Otro caso, quizás menos sonado que las dos criptomonedas anteriores, pero que igual ha tenido buenos momentos y ha formado parte de la adopción venezolana con las criptodivisas, es el de Steem, a través de Steemit, que da recompensas en la moneda digital Steem a personas que presenten contenido en su plataforma, así como permite que otros usuarios de la misma, recompensen a otros por este contenido.
Si bien el mercado bajista ha tenido una gran repercusión en el Steem, y en Steemit, es imposible negar el impacto que ha tenido entre los venezolanos que, buscando generar ingresos, acudieron y aún acuden a la página buscando nuevas fuentes para mejorar su economía y, de igual forma, ayudar a crear un ecosistema importante para Steem. Acá pueden ver un panorama desde el interior de Steemit, para entender un poco más el panorama en su momento.
De igual forma, en el espacio criptográfico aparecen criptomonedas como Bitcoin Cash o intercambios como Binance, que han ingresado al mercado venezolano como parte del nivel de adopción en el país.
En un panorama generalizado, aún con factores como el desconocimiento de una gran parte de la población con respecto a criptomonedas o blockchain, Venezuela sin duda ha visto en las criptomonedas una forma de accionar ante la crisis hiperinflacionaria, como método de pago ante el colapso por momento del sistema bancario, en su momento además, por la fuerte crisis de dinero efectivo que se vivían en las calles, motivada por el espiral inflacionario, así como una herramienta para obtener ingresos por encima de lo básico que podrían obtener en cualquier empleo y, a su vez, como intercambio de una moneda depreciada, devaluada y pulverizada como el Bolívar, por activos que, si bien viven en constante volatilidad, sostienen un valor con el pasar de los días, como no es el caso de la moneda fiduciaria local.
Quedan muchos pasos por delante para lograr que las criptomonedas ocupen un espacio mucho más sano en la economía venezolana, y en la vida de los venezolanos, pasos que en realidad constituyen también un desafío para el mundo en general, pero en Venezuela las criptomonedas han entrado en medio de una crisis difícil de igualar, con una economía áspera y tediosa, por lo que imaginar un futuro con éstas en un ambiente más saludable para los ciudadanos del país, puede servir para encaminar un proceso de adopción aún más visible e integral, que permita ver a las criptomonedas como lo que muchos creemos que son: el futuro.
Por el momento, son una herramienta de lucha y un método de desahogo para una buena parte de la población en búsqueda de superación y supervivencia, pero ilusionados además con unos activos y una tecnología, que aún tiene mucho para dar.
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