Las tarifas de EE.UU. a China volvieron a sacudir los mercados financieros este miércoles, desencadenando una jornada de pérdidas en los principales índices bursátiles y alimentando un giro hacia activos considerados refugio como el oro y los bonos soberanos. La confirmación de que algunos productos chinos enfrentan ya aranceles de hasta el 245% —según fuentes de la Casa Blanca— provocó caídas en futuros del S&P 500, así como un comportamiento divergente entre clases de activos clave.
En este contexto, el índice S&P 500 cayó un 1,6% intradía, borrando dos días de ganancias, mientras los inversores digerían no solo la escalada arancelaria, sino también la falta de claridad sobre qué productos enfrentarán los nuevos gravámenes. Aunque la medida busca enviar una señal de firmeza a China, su ambigüedad ha alimentado la incertidumbre.
El oro y los bonos toman protagonismo
Como suele suceder en episodios de tensión geopolítica y financiera, los inversores buscaron refugio. El oro subió un 2,7% y los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años avanzaron un 0,55%, en una clara muestra de aversión al riesgo. Incluso los bonos chinos, históricamente más aislados de las dinámicas internacionales, ganaron un 0,19%.
Estas cifras reflejan un reordenamiento de las carteras hacia activos más líquidos y menos volátiles, en un intento por proteger el capital ante el creciente riesgo de una prolongada guerra comercial.
Bitcoin pierde ritmo frente a otros refugios
En este escenario de tensión, Bitcoin se mostró rezagado, registrando una caída del 2,8% en las últimas 24 horas, inferior a la de los futuros del S&P 500 pero notable por su desempeño inferior frente al oro, los bonos y hasta el petróleo, que cayó solo 1,13%.
La falta de reacción positiva de Bitcoin en este entorno contrasta con su narrativa habitual como “oro digital” o activo refugio. Mientras el metal precioso alcanzó un nuevo máximo histórico cerca de los 3.261 dólares por onza, Bitcoin no logró captar el mismo nivel de demanda defensiva.
¿Un cambio en su rol institucional?
Este comportamiento ha reabierto el debate sobre el papel real de Bitcoin en las carteras macroeconómicas. Aunque ha mostrado fortaleza durante abril —con una subida del 5% frente a caídas en acciones, petróleo y el índice del dólar—, su respuesta inmediata ante esta escalada arancelaria sugiere que aún no ha alcanzado el estatus de activo de cobertura en tiempos de crisis global.
Además, la incertidumbre en torno a los flujos hacia ETFs de Bitcoin y la evolución de la regulación podrían estar frenando una mayor asignación por parte de institucionales en momentos de volatilidad.
Tensión comercial y riesgo tecnológico
La presión sobre el sector tecnológico también se intensificó tras el anuncio de nuevas restricciones a las exportaciones de chips de inteligencia artificial. Nvidia reveló un posible impacto de 5.500 millones de dólares en ingresos debido a licencias que le impiden exportar su chip H20 a China.
Las consecuencias se hicieron sentir en Europa, donde ASML cayó 6,5% y ASM International un 4,5%, tras advertencias sobre el impacto de la incertidumbre exportadora. Estos retrocesos afectaron al índice Stoxx 600 (-0,8%) y arrastraron también al DAX alemán y el CAC 40 francés.
Impacto sobre la economía china
Si bien el PIB chino del primer trimestre superó las expectativas con un crecimiento del 5,4%, analistas alertaron sobre señales de desaceleración futura. El descenso de las exportaciones a EE.UU., que representan el 14,7% del total frente al 19,2% en 2018, indica una fragmentación sostenida de las cadenas de suministro globales.
Este fenómeno podría agravar los efectos del desacoplamiento económico entre ambas potencias y continuar presionando a los activos de riesgo, especialmente los ligados al comercio internacional y la tecnología.
Las tarifas de EE.UU. a China vuelven a poner al mercado en modo defensivo. Los inversores están reconfigurando sus carteras en función de un entorno más hostil, donde la incertidumbre comercial y las represalias entre potencias eclipsan los discursos de recuperación económica global.
Bitcoin, aunque sólido a mediano plazo, ha mostrado debilidad en el corto frente a activos tradicionalmente defensivos como el oro y los bonos. Esta dinámica sugiere que su narrativa como refugio aún debe consolidarse ante los shocks geopolíticos.
Con el panorama negociador estancado y nuevas sanciones en el horizonte, los mercados podrían seguir oscilando entre correcciones puntuales y reacomodamientos estructurales, a medida que se redefine el equilibrio global.