Ethereum acelera hacia su evolución: el camino a Stage 2
Vitalik Buterin, cocreador de Ethereum, ha presentado una propuesta que podría transformar profundamente la forma en que las soluciones de escalado se integran con la cadena principal. En un momento clave para el ecosistema, propone un modelo de seguridad híbrido para rollups de segunda capa (L2) que promete finalidad instantánea, mayor confianza y menor dependencia de tecnologías individuales.
La propuesta llega justo cuando varios rollups han alcanzado el Stage 1 en la hoja de ruta de escalabilidad de Ethereum. El próximo objetivo, Stage 2, requiere un nivel de descentralización más sólido, tiempos de finalización más rápidos y estructuras de verificación resistentes a fallos. Buterin plantea una solución basada en tres tipos de validadores independientes, cada uno con fortalezas únicas y mecanismos de protección frente a errores compartidos.
Tres validadores, una misma finalidad: ZK, TEE y OP
El modelo propuesto gira en torno a un sistema de “tres probadores” que incluye:
ZK prover (prueba de conocimiento cero): ofrece garantías criptográficas de veracidad sin revelar los datos.
TEE prover (Trusted Execution Environment): utiliza hardware seguro para validar computaciones.
Optimistic prover: asume que todo es correcto a menos que se pruebe lo contrario mediante un desafío.
Cuando dos de estos tres sistemas coinciden en la verificación del estado de un rollup, la transacción se considera finalizada inmediatamente. Si solo uno de los sistemas lo valida, se activa una ventana de desafío de siete días, típica de los rollups optimistas.
Esta arquitectura no solo busca mejorar la velocidad, sino también proteger la red de posibles errores en uno o varios validadores. Dado que los ZK y los OP se basan en supuestos matemáticos distintos, la probabilidad de un fallo compartido es extremadamente baja. Incorporar un TEE agrega redundancia sin comprometer la descentralización.
Una capa de seguridad adicional: el consejo de emergencia
Buterin también propone la existencia de un consejo de seguridad, una entidad que funcionaría como mecanismo de emergencia en casos excepcionales. Este grupo tendría la autoridad de:
Actualizar inmediatamente el código del TEE en caso de falla.
Introducir cambios diferidos en los sistemas ZK u OP para corregir errores no críticos.
Intervenir de forma inmediata si los tres validadores emiten resultados contradictorios, garantizando la integridad de la red.
Si bien la descentralización sigue siendo el valor fundamental, Buterin reconoce que una arquitectura completamente confiable debe contemplar contingencias reales sin caer en la parálisis técnica.
Más allá de las pruebas: blobs, agregación y eficiencia
Además de la estructura de validación, Buterin mira hacia la evolución del sistema de datos de Ethereum. La próxima actualización conocida como Pectra incrementará el espacio de blobs a seis por bloque. Más adelante, el upgrade Fusaka podría elevar esa cifra a 72, lo que multiplicaría la capacidad de datos para los rollups y reduciría costos y congestión.
Con más espacio de blobs, los rollups no solo se vuelven más baratos, sino también más escalables y accesibles. Esto allana el camino para que más aplicaciones adopten estas soluciones sin enfrentar barreras técnicas.
Sin embargo, aún falta una pieza clave: una capa de agregación de pruebas común para todo el ecosistema. En lugar de que cada aplicación envíe sus propias ZK proofs, Buterin propone una estructura compartida que combine múltiples pruebas en una sola, reduciendo el gasto de gas y aumentando la eficiencia de la red.
La visión final: Ethereum sin componentes semi-confiables
La propuesta de Buterin no solo es una mejora técnica; es un paso filosófico hacia una Ethereum más rápida, segura y verdaderamente descentralizada. A medida que los ZK-EVM evolucionan y alcanzan la capacidad de generar pruebas en una sola ranura (slot), los TEEs podrían eliminarse gradualmente, dejando una red L2 completamente confiable y autosuficiente.
En ese escenario, Ethereum lograría su objetivo central: finalidad instantánea sin comprometer la seguridad o la autonomía del usuario. La descentralización dejaría de ser una aspiración y pasaría a ser una realidad tangible, sostenida por la evolución técnica y el consenso de la comunidad.