El mercado de bitcoin (BTC) nunca ha sido un lugar para los débiles de corazón. Desde sus inicios, su comportamiento ha estado marcado por fuertes oscilaciones de precio y un ecosistema de analistas que, en ocasiones, encuentran en cada gráfico señales para predecir destinos radicalmente opuestos. En marzo de 2025, la situación no es diferente: mientras muchos inversores temen el fin de un ciclo alcista, surgen factores macroeconómicos que apuntan a una posible continuidad de la tendencia positiva a largo plazo.
Entre la incertidumbre y las «manos débiles»
En las últimas semanas, inversionistas de ETF de bitcoin han optado por vender sus participaciones. Estos actores, a menudo calificados como «manos débiles», se inclinan por retirarse del mercado ante cualquier posible desplome. La volatilidad de BTC —históricamente alta— no ayuda a moderar estos temores y, en efecto, refuerza el pánico vendedor. Sin embargo, un sector de la comunidad cripto mantiene la confianza en los fundamentos de la criptomoneda.
La voz de los escépticos
Las alarmas no vienen solo de inversores nerviosos. Algunos expertos, como Ki Young Ju, CEO de la firma CryptoQuant, señalan que el «ciclo alcista ha terminado» y auguran entre seis y doce meses de precios en rango lateral o bajista. De acuerdo con Ju, las métricas on-chain respaldan esta hipótesis, mostrando cómo ciertas «ballenas» —tenedores de grandes cantidades de BTC— han comenzado a vender a precios cada vez más bajos, un comportamiento que generalmente se asocia a etapas de corrección o mercado bajista.
El papel crucial de la oferta monetaria M2
Al mismo tiempo, la oferta monetaria global M2 ha alcanzado nuevos máximos históricos, un hecho que, para muchos, no solo cuestiona la sostenibilidad de los sistemas financieros tradicionales, sino que también podría impulsar al ecosistema cripto. M2 abarca el dinero en circulación más los depósitos a corto plazo y otros instrumentos financieros líquidos. En otras palabras, describe el «caudal de dinero disponible» en la economía.
Desde la crisis financiera de 2008 —y con particular énfasis tras la pandemia de 2020—, los principales bancos centrales han inyectado grandes cantidades de liquidez al mercado, creando dinero para sostener la actividad económica e impedir colapsos inmediatos. No obstante, este proceso repercute en la inflación y devalúa el poder adquisitivo de las monedas fíat, lo que beneficia, por contraste, a activos con oferta limitada como el propio bitcoin.
Por qué la emisión de dinero impulsa a BTC
Una de las características centrales de bitcoin es su límite de 21 millones de unidades: no se pueden minar más allá de este máximo establecido por protocolo. Mientras el dólar, el euro o el yuan se expanden sin tope aparente, BTC presume una política monetaria rígida. Esa escasez programada le otorga, en teoría, resistencia frente a la inflación y hace que muchos lo vean como un activo con valor similar al oro.
La lógica es simple: a mayor cantidad de dinero fíat en circulación, menor es su valor por unidad. En consecuencia, las personas y empresas buscan activos con mayor resistencia a la devaluación. Bitcoin entra a escena como una alternativa que, pese a su volatilidad, se muestra impermeable a la manipulación que ejercen bancos centrales sobre las monedas tradicionales.
Volatilidad de corto plazo vs. Fundamentales de largo plazo
La tensión entre vendedores asustados y los inversores que miran el panorama macro define el momento actual de bitcoin. Por un lado, las voces pesimistas insisten en que la corrección de precios indica un cambio de ciclo. Por el otro, quienes se fijan en los fundamentales destacan que, mientras la oferta monetaria global siga creciendo de forma acelerada, la tesis de bitcoin como refugio frente a la inflación permanece intacta.
Conviene recordar que ningún mercado alcista se mueve en línea recta. Bitcoin ha experimentado múltiples fases de corrección a lo largo de su historia para, posteriormente, repuntar con mayor fuerza. Cada crash deja lecciones en el ecosistema, y cada rally capitaliza el flujo de inversionistas que vuelven a apostar por la criptomoneda.
¿Un nuevo resurgir?
Si bien el pronóstico de Ki Young Ju indica un periodo bajista o neutral, existen analistas que sostienen un escenario diferente a medio-largo plazo. Argumentan que la escalada de M2, sumada a la creciente adopción institucional, ofrece suficiente fundamento para sostener que el valor de BTC podría recuperarse en los próximos meses o años. Eso sí, el camino no será necesariamente suave ni lineal.
Por ahora, la pregunta sobre si el ciclo alcista ya concluyó no tiene respuesta definitiva. El futuro del precio de bitcoin depende tanto de factores internos —como el comportamiento de las ballenas y de la minería— como de variables macroeconómicas, entre las que destaca, cada vez con más fuerza, la oferta monetaria mundial.
Conclusión
La historia reciente muestra que la liquidez masiva inyectada por los bancos centrales tiende a impulsar bienes escasos y resistentes a la inflación. Mientras el M2 sigue rompiendo récords, la naturaleza finita de bitcoin lo mantiene atractivo para quienes buscan proteger su patrimonio del desgaste monetario. Aunque la volatilidad genere titulares alarmantes y ventas abruptas, los defensores de BTC confían en que el verdadero valor de la criptomoneda se hará sentir en un entorno que castiga, una vez más, el dinero fíat. En definitiva, si la expansión monetaria global continúa, podría ser solo cuestión de tiempo para que el mercado reevalúe la fortaleza de un activo que no depende de la imprenta ni de las decisiones de un banco central.