El precio de Bitcoin podría dispararse hasta alcanzar los $250.000 este año, impulsado por una combinación única de eventos macroeconómicos, avances regulatorios y la entrada de grandes corporaciones tecnológicas en el universo cripto. Así lo afirma Charles Hoskinson, fundador de la blockchain Cardano y una de las figuras más influyentes del sector, quien proyecta un escenario altamente alcista para los próximos meses.
Aunque Bitcoin se encuentra actualmente en torno a los $81.800 y ha perdido cerca del 12% desde comienzos de año, la narrativa de fondo parece inclinarse hacia una inminente recuperación que podría marcar un nuevo récord histórico.
Tarifas, volatilidad y señales de decoupling
En las últimas semanas, Bitcoin ha mostrado una elevada volatilidad, motivada en gran parte por los anuncios de tarifas comerciales del presidente Donald Trump. Estas medidas impactaron con fuerza a los mercados bursátiles globales y, como es habitual, también afectaron a los activos digitales.
Sin embargo, a diferencia de ocasiones anteriores, algunos analistas observan signos de desacoplamiento: mientras las acciones tecnológicas sufrían, Bitcoin mostró momentos de recuperación rápida, como el rebote que lo llevó de $75.000 a más de $82.000 tras el anuncio de una reducción temporal de los aranceles para la mayoría de los países durante una ventana de negociación de 90 días.
Este comportamiento sugiere que Bitcoin podría estar iniciando una transición desde un activo de alto riesgo, fuertemente correlacionado con la renta variable tecnológica, hacia un instrumento que comienza a operar con dinámica propia.
La macroeconomía como motor de la nueva ola
Hoskinson considera que los temores de una guerra comercial prolongada son infundados. En su visión, las tensiones entre Estados Unidos y China son parte de una nueva normalidad que el sistema económico global acabará por asimilar. Una vez que esto ocurra, el siguiente paso lógico —según su análisis— será una política monetaria más laxa por parte de la Reserva Federal.
Con tasas de interés más bajas, el costo del dinero disminuye y aumenta la disponibilidad de capital para inversiones especulativas. Este contexto suele beneficiar a los activos como Bitcoin, considerados instrumentos de alto potencial pero también de alto riesgo.
Este escenario macro es, para Hoskinson, el terreno fértil que antecede a una gran ola especulativa que podría comenzar hacia agosto o septiembre, extendiéndose durante seis a doce meses.
Regulación: de amenaza a oportunidad
Uno de los grandes cambios que se avecinan en el mercado cripto estadounidense es la aprobación de legislación específica. Dos propuestas son especialmente relevantes: una ley sobre las stablecoins y el proyecto denominado «Digital Asset Market Structure and Investor Protection Act».
Hoskinson interpreta estas iniciativas como un punto de inflexión. Si se aprueban, brindarán un marco claro para la operación de empresas e inversores institucionales en el ecosistema cripto, eliminando muchas de las barreras que han frenado la adopción hasta ahora.
En ese sentido, el mercado podría experimentar una afluencia de capital institucional sin precedentes, atraído por la mayor seguridad jurídica y la madurez tecnológica del entorno.
Big Tech y stablecoins: una convergencia inevitable
Otra predicción de Hoskinson tiene que ver con la participación creciente de las grandes empresas tecnológicas. Firmas como Apple, Microsoft y Amazon —sugiere— podrían no solo explorar las criptomonedas, sino integrarlas directamente en sus modelos de negocio a través de stablecoins.
Estas monedas estables permitirían soluciones eficientes para pagos internacionales, compensación de trabajadores remotos y microtransacciones dentro de plataformas digitales, sin las fricciones típicas del sistema financiero tradicional.
La llegada de estas compañías al ecosistema no solo validaría el uso de criptoactivos a gran escala, sino que también aceleraría su adopción cotidiana entre millones de usuarios.
Bitcoin como refugio ante la incertidumbre global
Más allá de la especulación y la innovación tecnológica, Hoskinson propone una lectura más profunda sobre el contexto geopolítico. Para él, el mundo está dejando atrás un orden internacional basado en reglas para entrar en una etapa de competencia entre grandes potencias.
En este nuevo escenario, marcado por la erosión de instituciones y tratados, los activos descentralizados como Bitcoin ofrecen una alternativa ante la pérdida de confianza. Su naturaleza sin fronteras y resistente a la censura lo convierte en un refugio estratégico en tiempos de incertidumbre.